Descripción:
Este trabajo es un estudio de semántica léxica con enfoque filológico. Su objetivo es analizar la evolución diacrónica de los términos en español (e) y francés (fr) que designan el concepto de lateralidad: derecho/izquierdo (e) y droit/gauche (fr) y otros asociados y/o derivados. Estos términos muestran una polisemia acentuada en las lenguas de estudio e indican procesos de desplazamiento semántico. Ellos pueden designar también espacios de orientación espacial no lateral, tener acepciones valorativas políticas, religiosas, morales y legales. Por un lado, los términos derecho (e) y droit (fr), derivan del latín directus que carece de acepción de lateralidad derecha, y desplazan a diestro y dextre, del latín d¿xter que la indica. Por el otro, siniestro (e) y sinistre (fr), heredados del latín sinister, son desplazados por izquierdo (e) y gauche (fr), que son préstamos de lenguas regionales, descargados del carácter negativo de los derivados de sinister, que en el latín imperial también significaban `algo de naturaleza funesta¿. Los términos actuales adquieren el sentido de lateralidad en la Alta Edad Media y suplantan a los latinos en la Baja Edad Media. En este trabajo presento una descripción de los significados sincrónicos de los términos de estudio y analizo los desplazamientos semánticos de los términos antiguos. En contraste con un análisis anterior (cf. Fryklund 1907), en este trabajo propongo que en este proceso de desplazamiento se disciernen dos tendencias: 1. la necesidad de evitar el tabú que supone culturalmente para la Europa medieval la mano izquierda y 2. (re)nombrar a la derecha en contraste con el modo en cómo se denomina a la izquierda. Las dos lenguas utilizan la misma estrategia conceptual, ya que no hay indicios de préstamo una de la otra; en ambas se utilizan términos relacionados con las ideas de `torpe¿, `torcido¿ y `malo¿ para `lo izquierdo¿, por oposición al uso de ideas como `hábil¿, `recto¿ y `bueno¿ para `lo derecho¿. El corpus utilizado indica la existencia de tendencias cognoscitivas previsibles y estables en los hablantes de español y francés, de carácter espacial y cultural provenientes de un trasfondo común de civilización, marcado en la época medieval por la formación de las naciones hablantes de esas lenguas.