La educación es un instrumento para el cambio social, así lo han mostrado varios Estados que durante el siglo xx, y aún antes, se han valido de la educación para conseguir y en muchos casos, mantener sus logros económicos, políticos y sociales. Para constituirse en ese valioso instrumento de cambio en México, la educación ha de disponer de una teoría curricular propia, de donde se origine el sustento filosófico, social y político que la oriente en su contribución al cambio social, tan necesario en nuestro país. Una teoría curricular que parta de nuestra historia para identificar las vías de tránsito para no repetir los errores del pasado, que incida en modificar el papel que por siglos ha jugado el país dentro del capitalismo mundial, que reconozca al individuo, respete su singularidad y fomente la participación social, en un ambiente dominado cada vez más por los valores de la postmodernidad. Una teoría curricular que sea el resultado de las aportaciones de un colectivo, que plantee a través del curriculum el tipo de educación que México necesita para dejar atrás la aguda dependencia del exterior, que le ha caracterizado a lo largo de su historia, manteniéndole a la zaga de las naciones más avanzadas, situación que hoy se vuelve crítica y reclama una nueva educación.