Históricamente, las personas de la disidencia sexo-genérica han enfrentado múltiples situaciones de vulnerabilidad en diversos espacios, producto de un cistema heteropatriarcal que margina y excluye a quienes no se inscriben en la cisheteronormatividad. Esta exclusión les vuelve objeto de diferentes tipos de violencia y discriminación que, al ser naturalizadas, afectan desde el ámbito personal hasta su participación social y política. Instituciones como el Estado, la familia, la sociedad y la escuela no han sido ajenas a estas dinámicas, por el contrario, han funcionado como agentes reproductores y replicadores de estas violencias. Ante este panorama, se vuelve fundamental recuperar y reconocer las experiencias de las personas sexo-género disidentes, en particular aquellas que habitan los espacios académicos, donde sus vivencias suelen ser invisibilizadas o ignoradas por las propias instituciones. Esta investigación surge precisamente de esa necesidad, de la ausencia de información específica sobre la vivencia de las juventudes sexo-genéricas al interior de la Universidad Autónoma de Querétaro. Para ello se diseñó una investigación desde un enfoque cualitativo, cuyo objetivo general fue el reconocimiento de las experiencias de las juventudes sexo-género disidentes a través de la aplicación de un Diagnóstico Comunitario Participativo (DCP) basado en el Modelo Ecológico de la violencia, en el cual participaron treinta y nueve personas, pertenecientes a cuatro campus urbanos de la universidad (Centro Universitario, Juriquilla, Centro Histórico y Aeropuerto) y a 11 facultades. Los resultados muestran que las experiencias de estas juventudes urbanas son complejas y diversas. Si bien se identificaron aspectos positivos dentro del entorno universitario, también se documentaron experiencias recurrentes de discriminación y violencia. Como respuesta a estas problemáticas, se llevó a cabo la construcción colectiva de una Guía de Estrategias para promover la inclusión LGBTI+ en la comunidad universitaria. Esta propuesta busca contar con elementos para la incidencia en las políticas universitarias, contribuyendo a mitigar las formas de violencia y discriminación que persisten en el ámbito académico.