La lucha de los obreros textiles de la región de Hércules por sindicalizarse coincide con la revolución mexicana tanto en época como en las demandas de justicia social, ya que en dicho momento se alcanza el apogeo industrial tan deseado en el país desde los tiempos de la independencia. Pero al mismo tiempo las condiciones de trabajo llegan a sus más altos niveles de explotación. Por consecuencia, la promoción de proyectos de organización de los trabajadores de parte de agrupaciones intelectuales y políticas, como fue el caso del Partido Liberal Mexicano (PLM) influyen en la idea de sindicalizarse, e incluso a nivel nacional construyen la idea de hacer una revolución que transforme totalmente al país. No obstante, la ruta que siguieron los obreros de Hércules para formar su sindicato no fue la de la lucha revolucionaria, ya que no combatieron, hasta que se les exigió, pero ya en un momento tardío, en 1915, con lo que se llamó Batallones Rojos. Para ello fueron organizados de manera externa y se les pagó un salario, cuando el desempleo imperaba. Si bien la idea de libertad y apropiación del trabajo no prosperó en la etapa del PLM, si se generó el movimiento organizativo deseado a partir del triunfo maderista, con el cual el obrero adquirió una ruta propia consistente en ganar espacios, en lograr representatividad y en la obtención de derechos laborales y políticos. La revolución mexicana no obligó al obrero de Hércules a participar en la guerra civil como tampoco a derivar de ella su planteamiento ideológico. Esto se debe en gran medida a que su concepción como proletariado era todavía incipiente, en realidad, al igual que el proceso de industrialización. Sin embargo, lograron conformar su propia participación a través de alianzas políticas con los grupos armados y con los generales revolucionarios. Fueron aprendiendo a destacar lo laboral y se convirtieron en ciudadanía demandante, que hacía las veces de sociedad civil desafiante, desde luego, insertándose de manera colateral (porque siempre marcaron su distancia) a la revolución mexicana, lo que redundó en la formación de su sindicato y su inclusión como actor político en los problemas nacionales.
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