Descripción:
La confrontación de ideas en una democracia es fundamental para el fortalecimiento su en un país, ya que a partir de este debate es que se logran establecer acuerdos que puedan beneficiar a las distintas facciones que existan en el plano político, económico, social y hasta cultural. Sin embargo, es sabido que una acción nunca podrá satisfacer todas las necesidades, por lo que un “perdedor” siempre existirá, en este punto es que poco a poco comienza a crecer el descontento, el cual, de no verse apaciguado en algún momento puede terminar con una confrontación discursiva directa o incluso hasta algún levantamiento armado. ¿Pero dónde se encuentra el límite en el uso del conflicto con fines políticos? ¿Dónde se deja de atacar al individuo o grupo y se comienza a perjudicar a la democracia que se ha logrado construir? ¿Las narrativas son las que moldean a las instituciones o el entorno material moldea los discursos? La creación de una historia se ha realizado desde que el ser humano comenzó a hacer uso del lenguaje mismo y estas historias poseen diversos objetivos que van desde el entretenimiento, dejar alguna enseñanza, transmitir algún sentimiento, etc. Pero también la política ha adoptado herramientas narrativas para la creación de una línea de trabajo que sea apoyada por diversos sectores de la sociedad. Dependiendo de los objetivos de gobierno es que se genera una historia con diversos niveles de complejidad, con una lista de palabras específicas e incluso personajes definidos o en algunos casos poco definidos. El propósito de este trabajo es usar al México contemporáneo como ejemplificación del discurso conflictivo para la creación de una narrativa política y a su vez crear un motivo o excusa para actuar de cierta manera o dar una línea de gobierno.