Descripción:
Actualmente el arquitecto es parecido a un mono con fez rojo que baila al son que pauta el mercado (Markus Miessen, 2014), lo cual lo ha alejado de comprender e interesarse por su propio proceso (Avatar Flores, 2016). Esto se ve reflejado en el desacople que existe entre la disciplina y el zeitgeist de la época (Federico Eliaschev, 2021), donde el arquitecto se ha encerrado en técnicas obsoletas (Christian Norberg-Schulz, 1998). Lo anterior lleva a creer que la conceptualización, en el proceso de diseño arquitectónico, es algo subjetivo, que ocurre en la mente del individuo, en una caja negra (Esther Magos), alejándose de la posibilidad de verla como un proceso de relación con el exterior (Gilbert Simondon), y de desarrollar herramientas que hagan objetivo el proceso de conceptualización. Como menciona Michel Serres (2013): “Poco a poco, el saber se hizo objetivo: al principio en rollos, …, hoy en día, en la Red, soporte de mensajes y de información” (p.27), lo que da “medios objetivos llenos de conocimientos disponibles y accesibles a todos” (Isabella Builes, 2017, p.168). Es decir, existe la necesidad de desarrollar herramientas para la etapa conceptual arquitectónica, que haga visible el proceso, en principio, para el diseñador mismo y para todos los involucrados en él y, posteriormente, para el cliente. Un artefacto como el que la Dra. Ana Stelline (Blade Runner 2049) utiliza para configurar recuerdos, donde es visible para cualquiera como va generando cada imagen. Dicha herramienta debe ser desde la noción del carácter prospectivo que se tiene en arquitectura (Roberto Doberti y Jorge Camacho).