El combate a las adicciones se ha convertido en una prioridad nacional e internacional considerando la magnitud y la gravedad de los problemas asociados al consumo de sustancias adictivas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2006) presta especial atención al estudio de los problemas de salud derivados del abuso de sustancias psicoactivas y a la promoción de investigaciones epidemiológicas. Para lo cual considera la adicción como un todo pues se sabe que unas drogas conducen a otras una vez creada la vulnerabilidad (Consejo nacional contra las adicciones, 2001 ). Al respecto, es necesario conocer las metas nacionales e internacionales para la reducción de la producción, suministro y demanda de las drogas ilícitas, de la misma manera es relevante para tomar en cuenta los desafíos regionales como la pobreza, inequidad social, pobre planificación urbana y producción ilícita de drogas, así como el tráfico. Los desafíos regionales latinoamericanos se enfocan en los problemas relacionados con la droga, y dan prioridad a la necesidad de compartir el conocimiento y los medios para operar más eficientemente. Dicho conocimiento sólo se puede compartir cuando se considera en las iniciativas de colaboración que envuelve a diferentes actores, las perspectivas de los que redactan las políticas, proveedores científicos y la asistencia médica, los cuales no son suficientes para alcanzar los desafíos vividos por los usuarios de drogas ilícitas y la comunidad. Son muchos los desafíos que a nivel del combate de las adicciones deben ser trabajados, uno de ellos, relacionado con el conocimiento, es el que envuelve al personal de la salud, puesto que este en su práctica diaria atiende no sólo a heridos o enfermos de diversas patologías, sino que recibe a personas que están bajo los efectos de alguna droga lícita o ilícita.