Descripción:
Con base en la revisión de diversas fuentes bibliográficas y de la experiencia clínica que ha dejado ver manifestaciones, demostraciones y acciones entre sus paredes de espejos; este trabajo es un estudio crítico con el que busco poner en duda una estructura rígida sobre aquello que se ha llamado: perversiones, en específico el sadismo y el masoquismo. Parto de las diversas nociones de la teoría pasando por la experiencia clínica; ésto me permite cuestionar la manera en que la erótica borra la tipología que se ha arraigado tanto a la vista del psicoanálisis en muchos de sus ámbitos como a la vista coloquial. El encasillamiento es traspasado por la erótica. ¿Cuánto ha sido lo que se ha hablado del masoquismo y del sadismo en la sociedad actual? En el contexto usual, estos dos términos están harto amalgamados y fusionados en simples definiciones que se pueden encontrar en las enciclopedias ilustradas y en un máximo de dos párrafos que se les da en un diccionario tipo Larousse, donde además pueden o no mencionar los orígenes de los nombres de estas palabras, lo que ha contribuido al mismo encasillamiento de los conceptos. La mención del nombre masoquismo remite al gusto por el dolor y del nombre sadismo al gusto por provocarlo. En apego a lo escrito por Sigmund Freud en sus Tres ensayos de teoría sexual,1 las aberraciones sexuales han sido precisadas y son lo que son por el hecho de que la meta cambia, es decir, otra meta que no sea el coito vaginapene puede ser definida como aberración sexual.