Las energías creadoras de los pueblos toman vuelo cuando cuentan con un sueño, un ideal de sociedad, es decir un proyecto; cuando existe una visión de hasta donde se puede llegar y como se hará para llegar ahí. No es posible que veamos a la visión como una mera ilusión. Esa visión de país tiene que ser viable, ya que las transformaciones planteadas en México son de tal naturaleza y magnitud que no se pueden atacar exitosamente si no contamos con un liderazgo de gran calidad. Es decir un liderazgo visionario, constructor y responsable.