Descripción:
Vivimos en la era de la ciencia y la tecnología, productos de la necesidad del hombre de dominar la naturaleza para predecir e incluso controlar causas y Efectos de los desastres naturales. La humanidad está inmersa en una vorágine de descubrimientos científicos, de novedosos inventos que acaparan la atención de personas de cualquier edad, que buscan en ellos la solución de muchos males, respuesta a sus inquietudes y la verdad que los lleve a ser felices. Aunque el hombre es un ser ético, el progreso científico y tecnológico lo conducen a una vida sin valores hasta el punto de casi dirigirlo, olvidando que la ciencia debe estar al servicio del hombre y no al contrario, hecho que lo convierte en un ser intrascendente, A pesar de los errores del hombre, inducidos por la tecnología, ésta permite tener mejor calidad de vida, reflejada en la prolongación de ésta. Pero aun con los beneficios del progreso, es necesario replantear el objetivo científico, para que complementado con principios ético, favorezca y eleve la actividad humana, buscando siempre el beneficio del hombre. La técnica no tiene relación con el amor, el arte o la religión, ni esta ni la tecnología está desligada de valores, puesto que la técnica tiene su origen y fundamento en el hombre y la tecnología orienta su existencia. La tecnología se caracteriza por una rápida evolución, lo cual provoca un choque con los valores éticos-políticos y ecológicos. Empero, no deben perderse de vista los principios éticos de responsabilidad, prevención, autonomía y justicia para enfrentar cuestiones del mundo contemporáneo. Por la necesidad de proporcionar al hombre lo necesario para su desarrollo y como Consecuencia de la evolución técnica, científica y tecnológica, surgen nuevos desafíos: los del neoliberalismo, individualismo, relativismo y secularismo, retos que vuelven al hombre más vulnerable ante las crisis. Pero el mayor desafío consiste en formar individuos integras que humanicen los nuevos inventos, rescaten la esencia del ser humano y respondan positivamente ante la desvinculación humana provocada por la falta de compromisos. La tecnología permite superar distancias y acercarnos más, pero es necesario, elevar a planos de mayor sensibilidad sus nuevos aportes científicos, para revalorar la dimensión humana de la comunicación "poniéndole alma a la red.¿