Descripción:
En todas las culturas existe un modelo normativo acerca de cómo debe ser un varón y una mujer. Estos modelos ideales se adquieren y aprenden al interactuar en los diferentes campos sociales, por medio de la socialización. Dichos parámetros no son de ninguna manera particulares a uno o algunos individuos, les trascienden en tiempo y espacio, se resguardan y dinamizan al interior de la sociedad como conjunto, son parte de su composición, y por tanto, se engendra en todos sus componentes; se trata de estructuras que Bourdieu refiere como formas duraderas de ser y valorar, que se materializan en el individuo gracias a la mediación relaciona1 que se recrea en el habitus y en los campos, relaciones que fecundan rácticasa aptadas para que pueda perpetuarse la reproducción cultural. A lo largo de la historia, en función del sexo se han distribuido roles, se han creado estereotipos y se han intemalizado modelos normativo; estas construcciones sociales inciden notablemente en la formación de la identidad y en los modos de enfrentar, en elautoconcepto y en la manera en que se organiza la realidad. Llevan implícitas una serie de sanciones positivas y negativas que marcan de antemano las aspiraciones, las percepciones, el hacer y el poder del sujeto en el mundo (Cfi Lagarde en Carrasca, 1999: 12).Actualmente, estamos viviendo cambios en dichos modelos, sin embargo, persisten prácticas culturales que regulan el mundo de la vida de los sujetos basadas en estereotipos, los cuales mantienen vigentes a instituciones como la familia. Por esto se hace necesario revisar y discutir la teoría de género, tomando como punto de partida la transformación que ocurre en nuestra sociedad, debido a la emergencia de nuevas identidades femeninas y el efecto que tienen sobre la (re)definición de la identidad masculina, en un contexto donde co existen modelos tradicionales de ser, y otro que a pesar de varias décadas de cambio cultural no termina por definirse.