Descripción:
Dentro de las familias se presentan formas multisituacionales de compartir la vida, envueltas y atravesadas por el habitus, predominando en muchos sentidos las prácticas hegemónicas. Los primeros habitus surgen de las familias, en donde las prácticas de crianza hacia los hijos imponen pautas autoritarias y de orden como forma de mandato, para legitimar la jerarquía de poder en la estructura familiar de generación en generación, manifestándose en la mayoría de las prácticas y dinámicas del día a día. Esta legitimación no solo se encuentra dentro de las prácticas familiares, sino también en las sociales, creándose contextos socioestructurales atravesados por la violencia de género, generacional, estructural, cultural, ideológica, directa e indirectamente. Esto impacta de fondo a los niños, niñas y adolescentes al ponerlos en vulnerabilidad y riesgo, atentando con sus necesidades afectivas, que impactan desde lo físico, lo psicológico, lo social, hasta lo antropológico. Surgiendo el fenómeno de tener que ser llevados a cuidados alternativos, por la imposibilidad de brindarles protección y cuidado o por ser violentados por uno de los progenitores o algún miembro de la estructura familiar.