Descripción:
Las producciones artesanales de los pueblos indígenas representan una parte importante de su vida económica y cultural. En este trabajo se analiza la reproducción social de dos familias otomíes dedicadas a la producción y comercialización de jarcia. Pese a las dificultades presentes para la compra de insumos y la venta de mecate en un contexto de competencia industrial, las familias no se han decantado por formar parte de un sector de artesanos que incorpora nuevas técnicas y accede a nuevos mercados, especialmente los que resultan del turismo en la región del semidesierto queretano. Más bien han sabido aprovechar la combinación de su actividad tradicional con otras formas de obtención de ingreso como el trabajo asalariado, el huerto de traspatio y la extracción del monte. De ahí que se identifiquen más como jarcieros. En este texto, se hacen entonces algunas reflexiones en torno a la relación que estos productores mantienen con sus instrumentos de trabajo rudimentarios, y también acerca de su continuidad en un proceso económico crítico.