La Universidad es la máxima casa de estudios, es el lugar, el hábitat de nuevos ciudadanos, nuevos seres, es la sala de parto, donde nacen auténticos creadores. De ahí la importancia de volver a mirar la forma en la que ocurre el acontecer profesional (que no profesionalizante) siendo este participativo, provocador, amoroso, es decir, que promueva el milagro inaudito de la educación profesional. Es posible, otra educación universitaria, si se le miramos con apertura, luz, vida. Nacer es un acto poético en sí mismo, acaecer de la vida en la tierra. Gozo, éxtasis, eusis, logos. De él se desborda todo nuevo comienzo, porque es en sí, el más radical comienzo. En él yacen todas las potencialidades. Es punto de llegada y partida de todas las almas. El milagro progenitor de todos los milagros. Descubriremos (quizá) que otras profesiones son posibles, o mejor dicho, otras maneras de verla, vivirla… pues vivir es toda una profesión y a quien la recorre le llamamos (aquí) poetógrafo.