Descripción:
En México, la exclusión social de las juventudes implica la inexistencia de opciones de vida honesta para las mayorías, que no resulten precarias y de alto costo subjetivo. Pactos de corrupción e impunidad con trasfondo económico y político, dieron lugar a la escalada sistémica de violencia característica de la guerra contra el narcotráfico; donde ser joven y pobre, ha representado una combinación letal. Esta investigación estuvo dedicada a conocer los posicionamientos subjetivos de las y los jóvenes del área metropolitana de Querétaro frente a los problemas de su entorno, dadas sus condiciones de exclusión social, en el contexto histórico de esta guerra. Se construyó un andamiaje conceptual y metodológico interdisciplinario, que posibilitara analizar dimensiones sociales y subjetivas de la realidad, para producir conocimiento. El psicoanálisis, la sociología, la antropología y la psicología social tuvieron un papel preponderante. Se realizó un análisis del marco legal sobre juventud, para situar los mecanismos políticos que propician la exclusión. Se aplicó un instrumento sociodemográfico para conocer las condiciones de vida de las y los jóvenes. Se desarrollaron talleres y conversatorios grupales, así como entrevistas individuales, para aproximarnos a sus posicionamientos subjetivos frente a su realidad. Participaron 88 jóvenes de entre 13 y 26 años (M = 15.6, DS = 2.1), residentes de zonas populares de la ciudad de Querétaro, y 2 docentes de bachilleratos públicos. Se encontró que cuando la exclusión social es severa, se producen vacíos discursivos, pregnancia de afectos y posicionamientos subjetivos sacrificiales relacionados con el juvenicidio. Las formas de muerte violenta que afectan a jóvenes en el contexto de la guerra, configuran miedos colectivos que circulan ampliamente. Los discursos adultocéntricos inducen que las figuras de la otredad más temida para las juventudes, también sean jóvenes: pobres, ninis y migrantes. Quienes llegan a Querétaro huyendo de la violencia, son invisibles para el Estado y, además, padecen formas de discriminación que minan sus posibilidades de arraigo comunitario. Las políticas neoliberales, la prevalencia del adultocentrismo y el avance de la cultura victimista, contravienen el desarrollo de ciudadanías juveniles éticas, con posicionamientos subjetivos activos, que participen en la transformación de sus realidades.