Descripción:
En México, se han aislado microorganismos extremófilos de pozos petroleros, aguas
termales, áreas desérticas, suelos alcalinos, zonas volcánicas, entre otros. Esto hacer
referencia a la gran biodiversidad y gran potencial biotecnológico del microbiota presente
en estos ambientes. La presencia de estos microorganismos en regiones
geográficamente distantes podría ser el resultado de un proceso ecológico y una
adaptación genética que les permitió mejorar su supervivencia en estos entornos
extremos. Los microorganismos adaptados al frío, muestran un metabolismo activo en
glaciares y capas de hielo que están sujetos a temperaturas extremadamente bajas,
desecación y, a menudo, limitación de nutrientes. Dichos organismos tienen una gama
de adaptaciones relacionadas con los procesos del metabolismo celular. Las
investigaciones de hábitats glaciales han revelado que las comunidades microbianas son
activas en las transformaciones biogeoquímicas con importantes implicaciones a escala
local y global. El 10% de la superficie de la Tierra está cubierta de hielo de origen glaciar
los cuales almacenan cerca de 33 millones de km3 de agua dulce, esto los convierte en
los mayores reservorios de este recurso. El Iztaccíhuatl y el Citlaltépetl son los dos
volcanes que albergan glaciares en México. El Iztaccíhuatl es el tercer volcán más alto
de América del Norte y alberga los glaciares Ayoloco, La Panza y El Pecho siendo un
sitio importante para el estudio de los microorganismos adaptados al frío. Los metales
pesados son elementos potencialmente tóxicos y lamentablemente su presencia en el
ambiente ha incrementado de forma muy notoria en las últimas décadas esto debido en
gran parte por actividad humana, principalmente por los residuos que se generan por la
actividad industrial. La contaminación por metales supone una amenaza para el ambiente
afectando directamente a los seres vivos, ya que diversos metales que son
micronutrientes esenciales, como el cobre y el zinc, resultan tóxicos en concentraciones
elevadas, mientras que otros como cadmio, plomo mercurio y arsénico, son tóxicos a
dosis mínimas. En la última década se han hecho aislamientos en áreas contaminadas
por residuos industriales de cepas de Basidiomicetos y Ascomicetos, esto podría ser una
prueba de la capacidad metabólica de dichos hongos para degradar metales pesados,
entre otros tipos de contaminantes. El objetivo de este trabajo fue rehacer la identificación
molecular de hongos levaduriformes recolectados de diferentes puntos del Iztaccíhuatl
con la finalidad de probar su tolerancia a metales pesados (Cr, Pb y Hg). Las muestras
se cultivaron en agar y una vez que se obtuvieron los cultivos axénicos, se realizó la
identificación molecular. El ADN fúngico fue aislado mediante el método CTAB y se
amplificó el ITS para la identificación de especies la cual se realizó por medio de un
análisis de inferencia filogenética comparando las secuencias resultantes con las de la
base de datos GenBank mediante BLAST. Seguido a esto, los aislados fueron
caracterizados probando la resistencia a cromo, plomo y mercurio en diferentes
concentraciones por medio de un espectrofotómetro de microplacas.