Descripción:
En la Ciudad de México, el día cinco de febrero del año dos mil diecisiete se constitucionalizó la sentiencia animal, así como nuestros supuestos deberes éticos y obligaciones jurídicas hacía ellos. Esto resulta contradictorio porque, legitimados por distintas leyes tanto a nivel federal como local para hacerlo, seguimos aplicándoles el régimen jurídico de las cosas. Como consecuencia de dicha contradicción, resulta indispensable definir el estatuto jurídico de los animales no humanos, así como analizar las razones por las que resulta éticamente incorrecto seguir utilizándolos como medios para nuestros fines en determinadas circunstancias.