Descripción:
Los presentes capítulos se pretenden mostrar como pasos, cada uno, de un camino que siempre se presenta en un carácter adveniente; se trata del camino inaugurado desde los albores mismos del pensar filosófico, y que Martin Heidegger, como sabemos, nombra como el camino del pensar. Todos los pasos se encaminan en un esfuerzo por alcanzar vislumbrar, mínimamente, un horizonte originario de sentido para con el ser. Es el camino hacia una experiencia fundamental en la que el ser es dado en su originariedad, es decir: en su sentido a-bismal en cuanto no-fundamento representador de lo ente en general –así como fue comprendido en la tradición metafísica. Para encaminarnos, nuestra propuesta es mostrar dicho carácter originario del ser desde el acaecer de lo que el filósofo de Friburgo llama ‘temples de ánimo fundamentales’ (Grundstimmungen), y en nuestro caso específico, desde la angustia (Angst) y el aburrimiento (Langeweile).
Ambos temples son señalados como fundamentales precisamente porque en su templamiento se libra un acceso ontológico para con el ser; esto es, se despliega un horizonte de sentido originario donde el ser no es dado en cuanto fundamento, sino como no-fundamento, como a-bismo. La angustia y el aburrimiento, dicho sucintamente, dejan por sentado que el ser no es algo así como un fundamento, y esto porque en ellos lo que se despliega, en cuanto experiencia fundamental del ser, es la nada y el tiempo, respectivamente. El ser es dado, así, en su sentido originario; precipitando un rompimiento con la comprensión dominante durante la metafísica tradicional respecto al ser y, al mismo tiempo, posibilitando un re-planteo radical de la pregunta por el sentido del ser.
Lo no-tratado del ser –la nada y el tiempo– de pronto encuentra camino para ser pensado, y ese camino nos es dado desde los temples de ánimo fundamentales señalados. El modo de aproximación hacia la experiencia fundamental de la angustia y el aburrimiento, la podemos describir como la guía proporcionada por una resonancia esencial y latente que, particularmente, nombramos ‘cotidianidad fundamental’.
Con la ‘cotidianidad fundamental’, en pocas palabras, queremos mostrar precisamente que dichos temples de ánimo se mantienen en la existencia cotidiana siempre en una suerte de estado de latencia, de resonancia esencial, que aguarda en lo profundo del ser del hombre –del Dasein, como prefiere decir Heidegger. De este modo, nuestra puesta en juego radica entonces en los siguiente: mostrar cómo la tarea por acceder al ámbito originario del ser, donde es dado en su carácter a-bismal, se posibilita y encuentra camino desde la propia existencia cotidiana; desde la ‘cotidianidad fundamental’ del Dasein, en la que, decimos, se resguarda latentemente la resonancia esencial de la angustia y el aburrimiento, siempre por despertar de semejante estado y desplegar, así, ese horizonte originario de sentido para con el ser.