Descripción:
Desde la prensa impresa los medios de comunicación han logrado impactar en la vida
política de los países. Desde los periódicos, pasando por la televisión y las redes
sociales hasta las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, estas
herramientas de la información y la comunicación se han convertido en elementos
clave en el desarrollo de sucesos como elecciones presidenciales, golpes de Estado,
conflictos civiles y hasta guerras entre naciones. Sumado a esto desde el final de la
Segunda Guerra Mundial los países, en especial las grandes potencias han
comenzado a optar por un modelo de guerra hibrida, en el que emprenden
operaciones destinadas a desestabilizar económica y políticamente a sus
adversarios, dejando atrás el modelo de la confrontación armada directa. Y es en
dichas operaciones donde se han valido cada vez del uso de estas tecnologías
disruptivas para buscar alinear a la población civil con determinados intereses. La
presente investigación tiene como objetivo general determinar cuáles son las nuevas
acciones de intervencionismo entre naciones a través de las nuevas tecnologías que
pueden facilitar la comisión de delitos de lesa humanidad y como podrían ser
reguladas en el marco penal internacional. Y como objetivos específicos se señalan
los siguientes: Describir los inicios de las campañas mediáticas emprendidas por
diversos actores, valiéndose de las herramientas de cada época para influir en el
destino político y económico de numerosos países; revisar cómo las tecnologías
actuales y emergentes influyen en el desarrollo de conflictos entre naciones o en el
destino de un Estado en particular; que es y describir cómo se constituye el concepto
de crimen de lesa humanidad; y determinar en qué medida el marco normativo de
justicia penal internacional podría dar cavidad para el enjuiciamiento por la comisión
de actos de intervencionismo valiéndose de las nuevas herramientas tecnológicas.
Desde la postura y argumentos de autores como Yuval Noah Harari y Byung ChulHan
se logró determinar cómo la población está completamente inmersa en un
régimen informático que los hace cada día participes de los cambios a su alrededor y
con las críticas a los primeros tribunales de justicia penal internacional por parte de
autores como Jiménez de Asúa, se logró identificar las lagunas que estos órganos
tenían desde el inicio, como algunas se fueron subsanando y otras hasta la actualidad
siguen sin resolverse, otorgando impunidad a ciertos actores responsables de
crímenes de lesa humanidad.